Yungay
Sismo y Alud del 31 de mayo de 1970
Los yungainos, los ancestrales, vieron florecer, desaparecer y reconstruir su ciudad muchas veces, desde su aparición en la Cueva del Guitarrero hace 10.600 AC. La fertilidad de la tierra, el clima benévolo y la belleza natural del territorio hizo que sus habitantes enfrentaran los terremotos y aludes que destruyeron una y otra vez a los pueblos de la provincia, pero los Yungainos estuvieron siempre allí, desafiantes ante los desastres naturales , orgullosos por haber nacido en esa tierra fértil y hermosa. Reconstruyeron sus ciudades con la frente en alto, mirando siempre a los montes nevados como eternos compañeros. Ellos son mudos testigos de lo que fue Yungay en el pasado.
Existen vestigios de pueblos en Queushu (Huarca), Marccayoc, Huansakay, Humancayan, Etzahuain, Orqotunan, Uchuscoto, Jato Viejo, Kisuar, Collo-Jirca y Otros (todos con antigüedad de 1.500 años)
No existe datos históricos acerca de cuantas veces la ciudad de Yungay fue destruida por aludes en el pasado Prehispánico, pero se presume que la penúltima vez habría ocurrido 700 años antes de 1970, producto de un alud seguido de un terremoto, o al impacto de un cometa sobre suelo yungaino (durante el reinado del Inca Pachacutec , entre 1349 y 1408*). Existiría importantes vestigios de este hecho en antiguos pueblos destruidos o enterrados. Es por ello que el sabio Antonio Raimondi, escribe: "Yungay ha sido fundada sobre las ruinas de otro pueblo antiguo, observándose importantes restos de construcción, anteriores a la conquista (española), en el cerrito llamado Huansakay, situado cerca del Panteón".
(*)La fecha orresponde a la obra del cronista mayor de los Reyes de España, don Antonio de Herrera y Tordesillas titulada "Historia General de los hechos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano" de Editorial Guarania, Bs As. 1944-1945, 7 volumenes.
El 6 de Enero de 1725, un violento terremoto produjo el deslizamiento de nieve desde el monte Huandoy, lo que se convirtió en un alud, arrasando el pueblo de Ancash de una población de 1.500 habitantes, localizado a cuatro kilómetros al norte de la ciudad real de Yungay. Aquel día celebraban grandes festejos por la Epifanía del Señor y el cumpleaños del Alcalde de la localidad, don Melchor Punyan, cuando a las 2 de la tarde se desbordó una laguna glaciar arrastrando consigo millares de toneladas de lodo y piedras debastando al pueblo.
El 10 de Enero de 1962, se produjo un alud a las 06:05 pm por el desprendimiento de una enorme cornisa de hielo en el pico norte del monte Huascarán. La masa de hielo recorrió 16 km. a una velocidad de 120 km. por hora. Desaparecieron 4.000 habitantes y fueron borrados del mapa los pueblos de Ranrahirca, Shacsha, Huarascucho, Yanama Chico, Armapampa y Uchucoto. En esa oportunidad el alud paso a un kilómetro y medio al sur de la antigua ciudad de Yungay y a un kilometro al Norte de la ciudad de Mancos.
Antes de este alud, la ciudad de Yungay era una metrópoli conformada por los distritos de Mancos (al sur), Ranrahirca (al centro) y Yungay (al norte). Estaban unidos básicamente por una sola avenida, de un extremo al otro, es decir, se podía caminar por una calle desde el extremo sur de Mancos hasta el extremo norte de Yungay, confluyendo en un eje este, en forma transversal, los distritos de Yanama, Quillo, Matacoto, Cascapara y Shupluy. También este cordón umbilical unía a su gente y sus costumbres, habiendo desarrollado en ellos un ideal comun a través de cientos de años. Según el censo de 1961, la provincia tenia 36.063 habitantes, registrándose en Yungay 15.210 habitantes, Ranrahirca 2.456 y en Mancos 4.500.
Después del alud de 1962, una ola de cientos de inmigrantes llegaron a Yungay desde distintos pueblos y provincias cercanas porque lo llegaron a considerar "la ciudad mas segura del Callejón de Huaylas". La provincia realizó un enorme esfuerzo autofinanciando la ampliación de la infraestructura y servicios para los nuevos vecinos y cuando recién se reponía del alud del 1962, sucedió el sismo y alud del 1970.
El 31 de Mayo de 1970, a las 3: 23 pm, un violento sismo sacudió toda la zona, incluido el monte Huascarán, provocando el desprendimiento de gigantescas cornisas de hielo que cayeron inicialmente a lagunas y glaciares, causando un aluvión de aproximadamente 50 a 100 millones de m3 de masa morrénica lo que ocasionó la muerte de 22 mil yungainos, borrando del mapa la capital de Yungay, sus distritos y barrios como Hongo, Aira, Armapampa, Nuevo Shacsha, Nuevo Ranrahirca, Huarascucho, Chuquibamba, Caya, y Utcush Tullpa. La avalancha viajó unos 16 km. descendiendo verticalmente de 3.000 a 4.100 mts con una velocidad promedio de 280 km. por hora.
Aquel día terrible, el Ing. científico. Mateo Casaverde, acompañado del Geofísico francés G. Patzelt y su esposa se encontraban en Yungay. Describieron la catástrofe así:
"Nos dirigíamos de Yungay hacia Caraz, cuando a la altura del cementerio de Yungay se inicio el terremoto. ... Se podía advertir con mucha claridad el componente vertical de las ondas sísmicas, produciendo ligeramente grietas sobre el asfalto de la carretera. ... Abandonamos nuestro vehículo, prácticamente cuando el terremoto estaba terminado. Escuchamos un ruido de baja frecuencia, algo distinto, aunque no muy diferente del ruido producido por un terremoto. El ruido procedía de la dirección del Huascarán y observamos entre Yungay y el nevado, una nube gigante de polvo color arcilla.
Se había producido el aluvión; parte del Huascarán norte se venia abajo. Eran aproximadamente las 15:24 horas. En la vecindad donde nos encontrábamos, el último lugar que nos ofrecía una relativa seguridad contra la avalancha, era el cementerio, construido sobre una colina artificial en una huaca pre-incaica. Corrimos unos 100 mts de carretera antes de ingresar al cementerio, que había sufrido también los efectos del terremoto. Ya en este sitio atiné a voltear y dar una vista hacia Yungay. En ese momento, se podia observar claramente una onda gigantesca de lodo gris claro, de unos 60 metros de alto, que empezaba a romperse en cresta y con ligera inclinación e iba a golpear el costado izquierdo de la ciudad.
En la carrera, sobre las escalinatas, logramos alcanzar la tercera terraza y encontramos la vía hacia la tercera terraza, más obstruida, y con un hombre, una mujer y tres niños tratando de alcanzarla. Nos desviamos a la derecha, sobre la tercera terraza, cuando sentimos un golpe seco de látigo. Una porción de la avalancha había alcanzado el cementerio en su parte frontal, prácticamente a nivel de la tercera terraza. El lodo paso a unos cinco metros de nuestros pies. Se oscureció el cielo por la gran cantidad de polvo, posiblemente originado de las casas destruidas de Yungay. Volteamos la mirada: Yungay con sus varios miles de habitantes había desaparecido ".
Extraído de la página http://www.yungayperu.com.pe/sismo.htm