jueves, 3 de marzo de 2011

Día del Holocausto

Fuente: El Comercio

Por: Juan Velit Granda Internacionalista
Martes 8 de Febrero del 2011
 
El mediodía del 27 de enero de 1945, los primeros soldados soviéticos ingresaron a ese rincón del infierno llamado Auschwitz. Habían atravesado el umbral del campo en cuya parte superior una frase alentaba a sus prisioneros a laborar con mayor intensidad y rezaba, irónicamente, “Arbeit Macht Frei”, es decir, “El trabajo os hará libres.

La avanzada que penetró en este lúgubre recinto contempló a los cadavéricos prisioneros que deambulaban desorientados y no tenían idea de lo que encontrarían después, ni del horror que se había vivido en este lugar.
Posteriormente, la Organización de las Naciones Unidas ha tomado esta fecha como el Día Internacional del Holocausto, y en el Perú lo estamos conmemorando este 8 de febrero. Es el día del recuerdo de los mártires y héroes del Holocausto, Yom Hashoá en hebreo, y se recuerda a los 6 millones de judíos muertos en la hecatombe de la Segunda Guerra Mundial.

Holocausto es un término que originalmente indicaba sacrificio en el fuego, pero que ahora tiene una connotación que nos remite a una catástrofe de grandes proporciones.

Hoy el término nos instala en un mundo de horror en el que el nazismo instituyó como política de Estado el exterminio sistemático de los judíos, que no tiene parangón en la historia.

Pero este exterminio sistemático se institucionalizó en la Conferencia de Wansee, que fue convocada por el jefe de la SS, Reinhard Heydrich, y por encargo del mariscal Herman Goering. Hasta entonces, los judíos habían sido vejados, maltratados o golpeados, pero no asesinados a niveles industriales como se acordó en esa oportunidad.

En aquella reunión, que agrupó a 15 altos funcionarios públicos de diferentes ministerios, se habló por primera vez de la “solución final”, donde estaba la creación del campo de concentración de Auschwitz.

Auschwitz es el campo de concentración más grande, es el símbolo de la barbarie nazi, así como de la indiferencia de muchos países, y en él murieron millones de judíos, miles de comunistas, soviéticos, gitanos, testigos de Jehová, homosexuales y todo aquel que se opusiera al régimen de Adolfo Hitler.
Al poco tiempo de iniciado el funcionamiento del campo se empezó un movimiento febril de muerte en proporciones industriales, utilizando el gas Zyclon B.

Fue en este lugar donde Josef Mengele, el ‘Doctor Muerte’, realizó sus experimentos de abrir cráneos, seccionar miembros, sustraer órganos, y todo ello sin anestesia. No hubo un solo aporte salido de este lugar que haya servido a la medicina.

En sus mazmorras estuvo el presidente polaco, Józef Cyrankiewicz, la joven escritora Ana Frank, el pensador italiano Primo Levy y millones más.

Para nosotros los peruanos hay una historia. La de un niño polaco que logró sobrevivir al horror y que hoy está con nosotros sin rencores. Para ti, Enrique Litmanowicz, gran amigo, este modesto homenaje.


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